viernes, 22 de diciembre de 2023

EL PESEBRE EN UN LIENZO

 

Entre el cielo y la tierra 

La luz de Dios se manifestó a todos los hombres con la llegada del Niño. Él es la luz verdadera, no la luz del sol, ni la de las lámparas, que sin duda permiten la vida en la tierra. Hablo de la vida en Dios. Como dice el prólogo al Evangelio de Juan (*). 

María y José son reflejos de esa luz. Son ambos importantes, ellos nos muestran la vida en familia. Dios aseguró al niño un padre y una madre. Quien eligió como venir fue el Niño Dios. Para los hombres esta es una elección de los padres, no del niño, que no eligió como venir a este mundo, pero sí es su elección cómo traer a un nuevo ser. 


Hace unos meses mi esposa tomó una foto de la salida del sol entre los cerros de Piriápolis y me pidió que lo dibujara. Eso hice. Le faltaba algo. La pintura quedó por muchos meses en un rincón, visible pero escondida. En ese lugar donde permanecen para ser cambiadas.

Este año, 2023, hemos pasado en esta linda ciudad, alquilamos un apartamento hermoso. Preparando la Navidad nos encontramos que nos faltaba el pesebre. Nada menos. Pues que mejor manera que dibujar uno. Renació la imagen de la salida del sol y en otro lienzo se transformó en la venida del Dios niño a la tierra. aparecieron esos rayos de luz que tanto nos faltan. Hoy tenemos pesebre. es una pintura que hay que mejorar para el año que viene, como hay que mejorar nuestra vida.

 

* (Jn 1, 1-5, 14)

1 En el principio existía el Verbo,

y el Verbo estaba junto a Dios,

y el Verbo era Dios.

2 Él estaba en el principio junto a Dios.

3 Todo se hizo por él,

y sin él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.

4 En él estaba la vida,

y la vida era la luz de los hombres.

5 Y la luz brilla en las tinieblas,

y las tinieblas no la recibieron.

14 Y el Verbo se hizo carne,

y habitó entre nosotros…


sábado, 12 de agosto de 2023

Marcos Andrade - mi padre

 

Nació un 12 de agosto, hoy si viviera, cumpliría cien años. Me contaba que de niño siempre anduvo a las trompadas. Una historia parecida a la de Bastidas con quien peleó de joven. Mucho menos dramática. Empataron en Argentina.

Entrenaba en el club Canillitas, ahí por Veinte de Febrero, se repetían las peleas, aquellos mellizos, no recuerdo el nombre y Orocindo Correa, el Pulga. Lo conocí muchos años después, en el Palermo, 1968. En ese gimnasio, en el subsuelo de Gonzalo Ramírez y Santiago de Chile se prepararon los jóvenes que fueron a pelear a las olimpiadas de México. Estaba siempre ahí, me tomó simpatía cuando le dije que era hijo de Marcos. Me enseñó muchas tretas. ¡Pobre! Estaba con la radio. Había escuchado muchas veces esa expresión, es graciosa, cuando conocí al Pulga recién entendí su significado.

Marcos se especializó en la reeducación de la parálisis infantil con el Dr. Caritat. Partió para el interior y allá fundó un gimnasio, Durazno Boxing Club. Trajo a los muchachos a pelear al Palacio Peñarol. Hizo varios espectáculos en el pueblo.

De niño lo vi pelear en un estadio repleto. Una pelea que había comenzado años atrás terminó ese día sobre el ring apaciguador. Subió con pantalón y bata celestes con líneas blancas. David sin honda contra Goliat. Su rival, sparring del legendario Archie Moore, quince kilos más pesado. Viejos tercos. Ambos golpearon su cara contra la lona y ambos se levantaron. Finalizados los diez rounds tuvieron que contentarse con ver que los brazos de ambos se levantaran.

El nuestro fue un diálogo continuo y a través de la memoria continúa siéndolo. En ocasiones salgo a pedalear en la bicicleta en que él iba al hospital, en la que amarraba el portafolio de cuero con su túnica, el talco y un mínimo botiquín.

Quería que yo fuera médico. Siempre pensó que me iba a dedicar, como él, a combatir el dolor de la gente. Pero cada uno es como es, no importa el nombre… A menos que seas escritor. En mi casa yo era Tabaré, en la escuela y ahora, soy también Marcos.

Como él, los viernes en que estoy en Montevideo voy hasta la ciudad vieja a decir un par de oraciones en la cripta del Señor de la Paciencia.

Pienso en su imagen: fisioterapeuta, boxeador, enamorado, rudo, fuerte, tenaz, pescador, amigo, compañero, visionario, dio hasta lo que no tenía. Si mirara desde el punto de vista de mi hermana menor agregaría viejo. En nuestras navidades nunca dejó de estar presente ese vecino sin familia que, en cada barrio, todos conocemos.

Recuerdo que mi sobrina mirándome solía decir: «igualito al abuelo».

Nunca ha dejado de estar presente, sea en la vigilia, sea en el sueño.

 


sábado, 3 de junio de 2023

PIRIAPÓLIS VIRGEN DE LOS PESCADORES

 



He venido muchas veces a Piriápolis. Es un balneario que reúne un conjunto de características que lo hacen muy disfrutable. Queda muy cerca de Montevideo, donde vivo. Tiene lindas playas, cerros, historia. ¿Qué más se puede pedir para pasar unos días de verano?

Este año extendí mi estadía y alquilamos, con mi señora, un apartamento frente a la rambla, por todo el año.

PINTURA EN PREPARACIÓN

RECORRIDO


Hoy, mediados de otoño en Uruguay, decidí caminar, cerca de mediodía, para visitar una vez más la estatua de la virgen de los pescadores. Una imagen de la virgen María (Stella Maris) instalada apenas iniciado el siglo pasado. Ahí se habría celebrado la primera misa en los comienzos de la ciudad.

Se encuentra muy cerca, solo dista un kilómetro y medio del apartamento y se encuentra a una elevación de solo setenta metros.

Mi morral está siempre pronto, sea para una caminata o una salida en bici.

Esta vez me guiaba un hecho adicional. En Piriápolis, la ciudad fundada y construida por Francisco Piria a fines del siglo XIX se habla siempre de una característica, una ideología podría decirse, de su fundador. Supuestamente Piria era alquimista y se dice que dejó muchos signos. Si es verdad o no es intrascendente, puede que sirva para atraer turistas. Quizá sea así.

Leí que la imagen de la virgen, presenta una característica particular. El frente es una imagen tradicional, pero se dice que vista desde atrás es la figura de un hombre. En otras oportunidades sencillamente no me fijé en ese detalle, o es poco significativo o el comentario no es real. Así que caminar por caminar comencé la subida del cerro de San Antonio. Hay una muy buena vista del puerto de Piriápolis.

Bueno, que les voy a comentar, no es así. La estatua deja ver los pliegues del cabello de la virgen, que está sin cubrir y luego el manto que lleva y que no cubre su cabeza.

Lindo paseo, una vista hermosa de Punta Colorada y Punta Fría. Para completar el panorama el claro y límpido día que hizo durante el camino de subida y durante la toma de las primeras fotos cambió completamente, la niebla cubrió la zona como arrastrándose desde el oeste y borró totalmente el paisaje. ¡Maravilloso! Comparto los videos.

Hay, a partir de ese punto, una escalera enclavada en el cerro, con escalones de adoquines grises. Con niebla o sin ella pensaba igual regresar por el mismo camino por el que ascendí.


 VISTA DESDE EL CERRO

LLEGÓ RÁPIDO LA NIEBLA



lunes, 13 de marzo de 2023

LOS OLÍMPICOS DEL 24 - Y2K

 

Es altamente probable que nos suceda a todos quienes nacimos a mitad de siglo, de cualquier siglo, en este caso del siglo XX.

Días pasados comentaba acerca de un acontecimiento personal y comencé a decir en mil novecientos noventa y…, de inmediato me detuve y corregí, en dos mil dieciséis.

Fueron cincuenta años de decir en el sesenta y cuatro, en el setenta y uno, en el ochenta… era innecesario decir en mil novecientos sesenta y cuatro. Ahora es obligatorio que digamos el año dos mil dieciséis, no solo dieciséis… algún automatismo de mi cerebro trata de mantener, ya transcurridos más de veinte años de este siglo, una nomenclatura arcaica. Este hecho me trae a la memoria una situación graciosa que ocurrió con el cambio de siglo. Se pensó que podía ocurrir un error en las fechas de las computadoras, cuando cambiase el siglo. Fenómeno que dio en llamarse Y2K.

Los uruguayos campeones olímpicos de fútbol en el año 1924 eran los olímpicos del veinticuatro, los campeones de 1928 eran los olímpicos del veintiocho. El primer mundial de futbol fue el mundial del 30.

Si ahora dijéramos los campeones del 24, quien nos escuche pensará que serán los campeones del año próximo, que estamos haciendo futurismo. Y pasado un año más se nos preguntará de que estamos hablando.

En fin solo es el tiempo, que es igual y es diferente para cada uno. Y aunque no lo hubiera expresado Einstein en su teoría de la relatividad especial, siempre supimos que el tiempo no pasa igual para el que espera que para el que viaja. Y que a la línea del tiempo cada cual la siente de manera diferente y también es diferente para quien la piensa ahora que hace veinte años.

Pero es interesante volver al fenómeno Y2K porque no se trató de uno de esos fantoches que anuncian el fin del mundo. Este fenómeno fue tratado por revistas internacionales muy reconocidas en la rama de la ingeniería.

Pues si fallaban los relojes, supongamos de los aviones, que fue uno de los temas tratados, ¿qué sucedería? Hubo quien pensó en detener todos los vuelos ese día, pero, ¡Vaya! No hay lugar suficiente en la tierra como para albergar todos los aviones que existen. ¿Interesante no? Siempre tiene que haber aviones volando…

Hubo, como es usual quienes se aprovecharon de la situación sugiriendo algún tipo de negocio, seguros, kits de supervivencia…

Yo trabajaba para una empresa en mantenimiento de instalaciones eléctricas. Algunos clientes nos pidieron que dejáramos electricistas de guardia y a otros se los sugerimos. Hoy día decimos ¡que gracioso! Pero realmente no se sabía como responderían las computadoras cuya fecha había sido programada hasta el 31 de diciembre de 1999. Que fecha y hora pondrían cuando transcurriese ese día. Programas antiguos, al finalizar la fecha de programación saltaban por ejemplo al primero de enero de 1980. A la mañana de la tan temida fecha me llama un ingeniero y me comenta que no tiene personal suficiente. Yo todavía algo dormido, no soy de levantarme muy temprano, le respondo, «no hagas nada», el año nuevo, el año 2000 ya había comenzado en varias partes del mundo y que yo supiera no había pasado nada, ni se habían caído aviones ni nada por el estilo.

Si las computadoras sin necesidad de que las programaran especialmente funcionaron bien, por qué no lo puede hacer nuestro cerebro. Claro que puede. Pero debemos decir los olímpicos de 1924.

domingo, 5 de marzo de 2023

CUANDO VOS VAS A MISA HASTA EL CURA ESTÁ BORRACHO

 

Antiguo dicho cuyo significado expresaba que: a quien se le aplicaba no iba nunca a misa.

Hoy, domingo 5 de marzo, fui hasta la parroquia y la encontré cerrada. Sabido es que oigo poco y que, en la iglesia, la mayor parte del tiempo, no puedo utilizar los audífonos. ¿Por qué? Por varias razones. Debería quitármelos durante los canticos cuyo volumen es generalmente alto (recuerden que los audífonos no tienen el rango de respuesta de un oído humano normal). Los sacerdotes tienen la costumbre de hablar muy bajo. Y quienes hacen las lecturas, bueno, es usual que no sepan leer, no quiero decir leer en forma genérica, leer para ser escuchados por un auditorio. Tratándose de que están leyendo la palabra de Dios, lo cual se da por supuesto, deberían practicar adecuadamente y mostrarse acorde a ese hecho. Bien, pero ese es otro tema.

El domingo pasado, en la misa de las 21 h, el sacerdote comunicó el cambio de horario para marzo. Yo escuché siete o siete treinta, esa era mi duda y diez de la mañana. Así que me dirigí el domingo de tarde a las 19 h. Como mencioné la parroquia estaba cerrada. En un local delante de la capilla había dos salones muy iluminados. En el que estaba sobre la puerta de acceso estaban terminando de trabajar varias mujeres. En el otro se veía un hombre leyendo o escribiendo. Pregunté, ninguna de ellas tenía idea, una señora joven, muy amable, se mostró muy dispuesta a auxiliarme y llamó por teléfono a la persona encargada de abrir y cerrar la parroquia. Ella le informó que las misas eran los sábados 19:30 h y los domingos a las 10 h.

Todo muy bien, se me puede aplicar el dicho, por comodidad no averigüé mejor, tuve todas las oportunidades el domingo anterior para hacerlo, incluso a la salida cuando saludé al sacerdote.

Pero, me queda rondando una pregunta maliciosa. Como puede ser que personas que trabajan para o relacionadas con la iglesia no conozcan los horarios de misa. ¿Acaso ninguna de ellas asiste a misa?

No me había sucedido algo así en el pasado, es cierto que pandemia mediante hubo muchos cambios momentáneos y la misa por internet pasó en su momento a sustituir a la presencial. Esto también es un tema que da para conversar mucho. Recuerdo unas palabras de Benedicto XVI (ya Papa Emérito) al respecto mirando la práctica de la liturgia desde otro ángulo y refiriéndose a un dicho de Jesús: no cito, escribo como lo recuerdo: cuando dos o más se reúnen en mi nombre yo estoy con ellos (Mt 18, 20).

viernes, 20 de enero de 2023

PESCANDO A LA ENCANDILADA

Unos días atrás, la noche de Reyes, para ser más preciso, observé, por la ventana, a dos personas que pescaban a la encandilada. De inmediato me vi sumergido en un cúmulo de recuerdos felices, propios del día, como no podía ser de otro modo, pero sin más relación que esa.

La playa de Piriápolis, además de su forma natural está protegida por el largo murallón del puertito de yates; se forma así una larga zona poco profunda y casi sin olas. Un lugar muy apto para ese tipo de pesca, en el supuesto caso de que abundasen los pejerreyes.

Puse la cámara en el zoom máximo 50X, lo que hubiera dado una visión adecuada de los pescadores. La oscuridad era tal que apenas pude confirmar que se trataba de dos personas pescando a la encandilada, lo que se deducía a simple vista. Era un hombre y un joven, posiblemente su hijo, usaban short y buzo. Estaban a alrededor de veinte metros de la orilla y con el agua apenas sobre la rodilla.

De joven, en el río, hace cincuenta años, pescábamos de manera diferente, ya relataré como.

Esta noche volví a ver las luces cerca de la orilla y dado que iba a bajar a comprar un par de helados me dije: «¿Por qué no llevar la linterna y comprobar que tantos pejerreyes hay?».

Durante un día tranquilo, caminando por el agua se observan aleatorios cardúmenes de pejerreyes pequeños, de modo que debería poder observarlos.

Al acercarme vi dos personas pescando, no eran los de noches anteriores, estas eran dos mujeres, una mayor, corpulenta y una chica joven. Ambas vestían bikinis. Llevaban un foco potente, un calderín de unos ochenta centímetros de diámetro y un bolso. La madre iluminaba la superficie del agua y la chica sumergía la malla y cada tanto tomaba con la mano algún pez y lo guardaba.

Pregunté: «¿Hay pejerreyes?». «Algunos», fue la respuesta.

Me alejé unos metros e iluminé la superficie del agua mientras caminaba de forma paralela a la costa. La noche era agradable y el agua no estaba fría. Observé algunos pejerreyes de tamaño razonable, mucho más pequeños que los de río, como es conocido. Al menos en la zona del río de la plata es así.

Mi pequeña linterna, si bien me permitía observarlos, no los encandilaba, de modo que apenas me percibían desaparecían con rapidez. Caminé disfrutando, soñando, hasta que se levantó viento, encrespó la superficie del mar y ya no pude ver más. Después de todo solo había ido como observador.

De niño, en el río Yi, al principio me tocó mirar desde la orilla. Un farol a mantilla en lugar de los leds de hoy, una cuchilla mediana en lugar del calderín. Había que comenzar por aprender a golpear con el lomo del metal sin que salpicara, de otro modo adiós al vidrio del farol (que estaba caliente por la combustión del querosene a presión).

Después me tocó llevar el farol y estar atento a los pozos que presenta el río.

Finalmente pude utilizar el facón. Un golpe justo, un golpe no muy suave y tampoco muy fuerte que partiera el pez a la mitad. Pero sobre todo pegar en la cabeza. El pez encandilado queda detenido varios segundos bajo la luz antes de iniciar la fuga. Ese es el tiempo de que se dispone para asestar un golpe adecuado.

Una buena noche se capturaban unos sesenta pejerreyes medianos, (más del doble de tamaño que los que se consiguen en el mar).  A la tarde siguiente, fritos, se constituían en el acompañamiento para el mate de la tarde. en las costas del río por supuesto.

Hoy al caminar por la arena, al iluminar el agua, no me encontré solo, no sentí nostalgia, mi padre me acompañaba caminando lento, a mi lado. Tan lento como caminaba yo.


 

viernes, 6 de enero de 2023

Esta luna llena, que hoy cubro con mi gorro, tiene muchos nombres.

Hoy, día de los reyes magos, sueño con uno diferente.

Hay quienes la llaman: Luna del Lobo.

Pues pertenecen a lugares donde ese animal es un símbolo.

No hubo en nuestros pueblos sudamericanos lobos que le aúllen,

ni llegan hasta aquí los nombres que le dieron indígenas norteños

 

Quizá tuvo un nombre guaraní, o quechua, no lo sé.

Pienso que fueron muy lógicos y en su lengua fue luna redonda.

Tampoco puedo llamarla luna de hielo, pues aquí es verano

y la contemplamos junto a las olas de un cálido anochecer.

No nos llega la mitología de diosas hindúes

Tal vez alguien la relacione con Buda entre tantas festividades asiáticas,

tan solo como un eco magnánimo.

 

Hoy 6 de enero de 2023, solo hoy, se me antoja llamarla luna de los Reyes Magos.

Porque debería haber un regalo, un juguete, aunque más no fuera una caricia para ese niño,

 que nos fue dado y que es todos los niños.

 

Sueño en la aurora vespertina de ese día permanente.

Tanto los pastores como los Reyes debían acercarse desde el oeste, tal como camine yo hace cinco años.

 Los magos habían seguido la estrella y recalaron en la tierra de Herodes. 

Oeste este es la dirección final del recorrido que desde Jerusalén conduce a Belén,

y es el del pequeño tramo que conecta el campo de los pastores con la gruta del nacimiento.

Y en ese corto camino se vieron alumbrados por esa enorme luna llena, la luna de los Reyes Magos, 

la misma que intento, hoy, atrapar con mi gorro.



Así como no es posible capturar instantes vividos, no puedo hoy aprisionar la luna.

La foto me recuerda que ese segundo fui feliz, pero no guardó el encanto,

ni siquiera guardó el motivo.

Si consistió apenas en la dulce acción del momento,

o fue el éxtasis que trae cada luna llena.

Si fue porque hoy es reyes y recuerdo momentos lejanos,

días en que un niño feliz esperó la mañana sin quererse dormir.

Quizá fue volver a ver la felicidad reflejada en el rostro de mis padres,

y en el de mi abuela.

¿Fui acaso el rey mago oculto, que sigiloso guardó los gestos de mis hijas?

Y sin saberlo agigantó con el largo devenir del tiempo.

Quisiera volver, mas el gorro volvió a cubrir mi cabeza,

y ahí debajo sigue estando la luna con sus secretos,

siguen estando los reyes magos visitando al niño,

siguen estando los juguetes, los míos, los de mis hijas, los de mis nietas y los de mis amigos,

siguen estando los semblantes felices de quienes me quisieron tanto y a quienes tanto quise.

Por algún rincón sigue estando un beso tan grande como la luna llena de este seis de enero.


 Comentario: alojarnos en Belén

JESÚS, LA IGLESIA Y EL POSMODERNISMO

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