EL HOMBRE AFORTUNADO
Llevaba un hacha en la
mano para armar la caja de madera. Terminé de colocar los últimos clavos de
la estructura; tan solo me quedaban por agregar un par de cartones rígidos y el
paquete estaría pronto. Dentro de la caja estaba Tim, desconectado. Mi trabajo
había concluido. Quizá me enviasen otro robot para entrenar, quizá no. Había
sido una experiencia interesante, fascinante por momentos. ¡Tanto que me
atrapó!
Miré sin emoción el equipo apagado. He pensado mucho en los
robots todo este tiempo, he leído y estudiado acerca de ellos. ¿No sé por qué pienso
ahora en lo sencillo y útil que sería disponer de un interruptor? y, cuando se
deseara, desconectarse del mundo por un tiempo. Accionar la llave, apagarse y
esperar que la tierra diera unas vueltas alrededor del sol, que algunos sucesos
cambiaran o se amortiguaran. Volver a accionar el interruptor cuando el péndulo
de la historia propia se alejara de los extremos.
Me obsesionó que la matemática de las redes neuronales, leí
en algún lado que es así como llaman a los sistemas que aprenden, estuviera
basada en un modelo simplificado del funcionamiento de nuestras propias
neuronas. Estamos tan próximos. Pero no lo estamos. No se trata de neuronas
reales, es tan solo un modelo… sea lo que sea algún día quisiera entender cómo
funcionan.
Antes de finalizar mi trabajo, por largo rato, rememoro las
etapas por la que habíamos pasado: Tim de compras en la disquería, más tarde invitando
a una chica a bailar. Tim escribiendo una historia sobre una hoja en blanco. Tim
en la fiesta para niños, haciendo malabares en la cueva del dragón. Y aquella rara
historia, más antigua, de Tim como mensajero. Un software, una electrónica y un
formato exterior en plena evolución. Me parece ahora que el proceso de
aprendizaje es algo… ¡tan aleatorio! ¡Pobre¡ El nunca llegará a tener una
conciencia, una noción de ser, de existir. Al menos no me imagino como.
Vuelvo a repasar las historias —no prestando atención a su
comportamiento, a veces por demás gracioso, visto desde el exterior— intentando
capturar esos momentos desde su propio interior, como si fuera yo mismo el
robot. ¿Cómo habrá vivido Tim esos momentos?
La camioneta estaba detenida en la vereda y dos jóvenes esperaban
junto a la puerta de la casa de mi madre.
Mientras coloco los dos últimos cartones a la caja me parece
revivir las etapas desde su interior, observar con detalle las fotos de las
chicas que irían a la discoteca. Elegir una. ¿Cómo hice eso? Más tarde
invitarla… ¡Caramba! Veo con total nitidez las imágenes de todas las chicas.
Veo como en una película lo acontecido en la pista de baile y me molesta. ¡Pude
haber reaccionado de otra manera! ¡Dar un par de golpes a ese imbécil! ¿Tal vez
estuvo mejor la forma en que procedí? En que procedí como Tim. No dudo que fue
mejor…
¿Y con los niños? Debí preparar mejor la escena. Usar solo
una caja, cuadrada, fue no darles importancia. Ellos lo notaron. Se percataron
de que no fueron importantes para mí, digo para Tim. La próxima vez lo tendré
en cuenta. La alegría de los niños es contagiosa. Me gustan los niños.
Miro hacia el exterior de la caja y, sin asombro, veo a mi
entrenador conversando con los transportistas mientras bajaban una caja de
madera. El interruptor no desconectaba todas las funciones después de todo. En tantas
oportunidades miré dentro del insondable mundo de Tim que ahora soy un robot. ¡Yo
soy un robot!
Hay algo extraño en mí. Mis recuerdos son diferentes. Rememoro
de la misma manera esos hechos recientes… la discoteca, la cueva, como a Ben-Hur
en su cuadriga. Soy yo, y no sé qué edad tengo, ni como me llamo. ¿Tim?
Han colocado los dos cartones faltantes. La caja se levanta,
me están subiendo a la camioneta. Pienso en mi entrenador, ¿qué pasará por su
mente de robot? Es probable que decida escribir una serie de cuentos, donde,
con mucho detalle describa mi proceso de aprendizaje. Quizá vaya más lejos y
proponga una mejor manera de lograrlo.
La caja está cerrada y se mueve
con la camioneta recorriendo las calles, la oscuridad es total. Es fantástico
como veo la trayectoria en el mapa, es sensacional como veo en detalle el
recorrido. ¡Con que facilidad percibo el tiempo! ¡Con que facilidad calculo
velocidades y genero gráficos en mi cabeza! ¿Cabeza?
¡Es como si me hubiera
transformado en un hombre afortunado!
Interesante y creo que filosófico también. creo que daré una segunda lectura.
ResponderBorrarmuy bueno.
PD: vengo de literautas, saludos.
Muchas gracias por el comentario. Saludos
Borrar¡Hola, M.T Andrade!
ResponderBorrarMe toca comentarte, púes bien empezare por los errores que vi que de hecho solo fueron dos.
“¡Pobre¡” error en signos, y “Al menos no me imagino como.” Falta acento en cómo.
En cuanto a la historia es un tanto confusa, empezando por el comienzo siento que el inicio no tiene que ver con la historia “Llevaba un hacha en la mano para armar la caja de madera” (Que yo sepa las hachas no sirven para armar cosas al contrario. Veo en tu relato a un hombre muy enfocado en su trabajo y de cierta manera hace una actividad repetitiva que de tanto ver a esos robots ya se siente uno de ellos.
No me parece que sea algo filosófico como te lo comentaron y explicara el porqué, si en tu proceso de escritura te imaginaste a un ser humano y ese ser humano es quien se imagina todo, es solo eso imaginación sobre las vivencias de tim, pero en la psique del ser humano y por mas que se imagine que es tim, jamás será tim, y eso para nada es filosófico, podemos o interpretar que el sujeto trata de escapar de su realidad y fantasear de esa manera es su escape.
Ahora que si suponemos que quien ve la vida de Tim, es otro robot (otro tim) es sabido que un robot de tal forma no puede filosofar en base a sus parámetros programables ya que para un robot no existe la filosofía explícitamente, existe la lógica, y si tim robot es un entrenador para otros tim, entonces esas vivencias no vividas de otros tim pero que ya tiene el tim entrenador, son esas que va a trasmitir a otros tim, por lo tanto no son vivencias reales sino más bien sucesos (videos) retransmitidos entre unidad y unidad.
Aun en lo confuso de la historia y que este a libre interpretación del lector, no deja de ser interesante el relato.
De mi parte es todo y te espero en el 16 de la lista.
¡Saludos!
Hay muchos tipos de hachas, para corte, para astillar... también las hay pequeñas que tienen un martillo para clavar y una uña para sacar clavos. (El uso responde al reto de literautas, pude haber dicho: martillo en mano...)
BorrarSin duda que la interpretación la realiza el lector. Solo puedo decirte que puede tratarse de un relato fantástico y el entrenador se ha transformador en el robot, o bien que el robot que está formando su manera de pensar haya comenzado a verse como el entrenador.
El texto menciona la forma constitutiva de los "elementos" que aprenden para expresar que tal vez el robot se parezca más a nosotros que a una computadora convencional.
Gracias por el comentario.
Saludos
Hola, he leído tu relato y el hecho de estar en primera persona, me llevó a pensar inmediatamente en la simbiosis entre quien armaba la caja y el robot, ¿ quién es quién?
ResponderBorrar¿El hombre robot o el robot hombre? El relato incluye estados de ánimo genuinos tal como el amor por los niños y un cierto dejo de nostalgia del pasado.
Algunas cuestiones se podrían corregir. Sólo me detuve en la secuencia narrativa.
Un saludo, Claudia