He venido muchas veces a Piriápolis. Es un balneario que reúne un conjunto de características que lo hacen muy disfrutable. Queda muy cerca de Montevideo, donde vivo. Tiene lindas playas, cerros, historia. ¿Qué más se puede pedir para pasar unos días de verano?
Este año extendí mi estadía y alquilamos, con mi señora, un apartamento frente a la rambla, por todo el año.
Hoy,
mediados de otoño en Uruguay, decidí caminar, cerca de mediodía, para visitar
una vez más la estatua de la virgen de los pescadores. Una imagen de la virgen
María (Stella Maris) instalada apenas iniciado el siglo pasado. Ahí se habría celebrado la primera misa en los comienzos de la ciudad.
Se encuentra
muy cerca, solo dista un kilómetro y medio del apartamento y se encuentra a una
elevación de solo setenta metros.
Mi morral
está siempre pronto, sea para una caminata o una salida en bici.
Esta vez
me guiaba un hecho adicional. En Piriápolis, la ciudad fundada y construida por
Francisco Piria a fines del siglo XIX se habla siempre de una característica,
una ideología podría decirse, de su fundador. Supuestamente Piria era
alquimista y se dice que dejó muchos signos. Si es verdad o no es
intrascendente, puede que sirva para atraer turistas. Quizá sea así.
Leí que la
imagen de la virgen, presenta una característica particular. El frente es una
imagen tradicional, pero se dice que vista desde atrás es la figura de un
hombre. En otras oportunidades sencillamente no me fijé en ese detalle, o es
poco significativo o el comentario no es real. Así que caminar por caminar
comencé la subida del cerro de San Antonio. Hay una muy buena vista del puerto
de Piriápolis.
Bueno, que
les voy a comentar, no es así. La estatua deja ver los pliegues del cabello de
la virgen, que está sin cubrir y luego el manto que lleva y que no cubre su
cabeza.
Lindo paseo,
una vista hermosa de Punta Colorada y Punta Fría. Para completar el panorama el
claro y límpido día que hizo durante el camino de subida y durante la toma de las
primeras fotos cambió completamente, la niebla cubrió la zona como arrastrándose
desde el oeste y borró totalmente el paisaje. ¡Maravilloso! Comparto los videos.
Hay, a
partir de ese punto, una escalera enclavada en el cerro, con escalones de
adoquines grises. Con niebla o sin ella pensaba igual regresar por el mismo
camino por el que ascendí.
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