viernes, 6 de enero de 2023

Esta luna llena, que hoy cubro con mi gorro, tiene muchos nombres.

Hoy, día de los reyes magos, sueño con uno diferente.

Hay quienes la llaman: Luna del Lobo.

Pues pertenecen a lugares donde ese animal es un símbolo.

No hubo en nuestros pueblos sudamericanos lobos que le aúllen,

ni llegan hasta aquí los nombres que le dieron indígenas norteños

 

Quizá tuvo un nombre guaraní, o quechua, no lo sé.

Pienso que fueron muy lógicos y en su lengua fue luna redonda.

Tampoco puedo llamarla luna de hielo, pues aquí es verano

y la contemplamos junto a las olas de un cálido anochecer.

No nos llega la mitología de diosas hindúes

Tal vez alguien la relacione con Buda entre tantas festividades asiáticas,

tan solo como un eco magnánimo.

 

Hoy 6 de enero de 2023, solo hoy, se me antoja llamarla luna de los Reyes Magos.

Porque debería haber un regalo, un juguete, aunque más no fuera una caricia para ese niño,

 que nos fue dado y que es todos los niños.

 

Sueño en la aurora vespertina de ese día permanente.

Tanto los pastores como los Reyes debían acercarse desde el oeste, tal como camine yo hace cinco años.

 Los magos habían seguido la estrella y recalaron en la tierra de Herodes. 

Oeste este es la dirección final del recorrido que desde Jerusalén conduce a Belén,

y es el del pequeño tramo que conecta el campo de los pastores con la gruta del nacimiento.

Y en ese corto camino se vieron alumbrados por esa enorme luna llena, la luna de los Reyes Magos, 

la misma que intento, hoy, atrapar con mi gorro.



Así como no es posible capturar instantes vividos, no puedo hoy aprisionar la luna.

La foto me recuerda que ese segundo fui feliz, pero no guardó el encanto,

ni siquiera guardó el motivo.

Si consistió apenas en la dulce acción del momento,

o fue el éxtasis que trae cada luna llena.

Si fue porque hoy es reyes y recuerdo momentos lejanos,

días en que un niño feliz esperó la mañana sin quererse dormir.

Quizá fue volver a ver la felicidad reflejada en el rostro de mis padres,

y en el de mi abuela.

¿Fui acaso el rey mago oculto, que sigiloso guardó los gestos de mis hijas?

Y sin saberlo agigantó con el largo devenir del tiempo.

Quisiera volver, mas el gorro volvió a cubrir mi cabeza,

y ahí debajo sigue estando la luna con sus secretos,

siguen estando los reyes magos visitando al niño,

siguen estando los juguetes, los míos, los de mis hijas, los de mis nietas y los de mis amigos,

siguen estando los semblantes felices de quienes me quisieron tanto y a quienes tanto quise.

Por algún rincón sigue estando un beso tan grande como la luna llena de este seis de enero.


 Comentario: alojarnos en Belén

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. En varias oportunidades vi tu comentario. Recién hoy, primer luna llena de 2024, al intentar escribir un post, me doy cuenta que no respndí. Gracias. Saludos

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