domingo, 14 de febrero de 2021

El Premio Nobel de Literatura 2020:

 

poesía, intimidad y paralelismos mitológicos


“Mi cuerpo estirándose como una lágrima a lo largo del papel”


La escritora norteamericana Louise Glück fue galardonada este año con el premio Nobel de Literatura 2020. Una poetisa de 77 años, con una extensa obra en idioma inglés, con pocas obras traducidas al español y muy poco conocidas en nuestro medio.

Los premios siempre generan controversia, especialmente el Nobel y este no es una excepción; salvo que en este caso no agitó demasiado la atmósfera de un mundo aplacado por el virus.

En la conferencia por internet de la Feria del Libro de Guadalajara, México, sobre la autora, la escritora Argentina María Negroni, refiriéndose al Nobel dijo: “los premios son siempre azarosos, arbitrarios, responden a cuestiones que exceden a la literatura”.

Comprobaremos con el correr de los próximos años si el premio sueco se está acercando a lo que Harold Bloom denominó Escuela del Resentimiento. Es necesario dejar en claro que él se refería al llamado Canon Occidental de literatura.

Porque a Louise Glück la leemos por el Nobel, pero debemos leerla como si no lo hubiera ganado, para no forzar siempre enojosas comparaciones.

La poesía de Glück es una especie de regreso a las formas tradicionales, a las formas de contemplación y de este modo también representa una ruptura. En la poesía norteamericana se ubica entre dos propuestas diferentes: por un lado, las que corresponden a la poesía confesional (poetas rabiosas las llamaría Negroni) y en el otro extremo a la voz del feminismo declarativo.

En su libro POEMAS (1962-2012) se agrupan las publicaciones de la nueva Nobel escritas durante el periodo. Los más conocidos son: El iris salvaje, libro con el cual ganó el premio Pulitzer de literatura (1993). El regreso de Aquiles (1985) por el cual recibió nominaciones y el libro Averno (2006).

De este extenso mundo poético comentaremos brevemente fragmentos de poemas suyos, de tres libros, que marcan la evolución literaria de la autora.

Del libro Firstborn (1968) tomamos un fuerte poema de nombre vulgar: El Huevo. Está dividido en tres niveles como suele ser su estilo. En el primero la protagonista vive sobre un vehículo y lava alegremente su ropa interior en el Atlántico. El segundo refiere con fiereza a una visión en directo “Mi cuerpo estirándose como una lágrima a lo largo del papel”, ve los focos reflejados en los lentes de quien ejecuta el aborto. En el tercero busca pedazos del bebé en la basura. Sus sentimientos y sus ideas están por demás explícitas en una poesía desgarradora y violenta, muy simbólica. Un ser que no pudo ser y que aún hoy continúa peleando. Léala, si puede hacerlo en su propio idioma mejor. No va a ser tan difícil como para un muy conocido y antiguo profesor de matemáticas que estudió alemán antiguo para leer la historia de los nibelungos. Tampoco crea que comprendo todo, solo busco en el texto mis preguntas y el placer estético de escuchar sus lecturas.

Con un estilo literario más reposado, en el libro El Iris Salvaje, desde una visión subterránea, desde las raíces de las plantas de su jardín, sin poder ver la luz, se preocupa por su alma muda. En el resto del libro interpelará a un dios que no tiene todas las respuestas. ¿Cómo? Vislumbrando una puerta, solo vislumbrando. No hay otro dato. Nuevamente tres niveles, desde el inframundo intenta ver el cielo a través de la tierra. Puede decirse que si miras el mundo con detenimiento terminas mirando hacia tu interior. Es lo más lejos que podemos llegar razonando y ya es bastante. La poesía utiliza con frecuencia esa disposición verbal de no dirigirse a nadie y en consecuencia a todos y por lo tanto ser intemporal. Así lo hace la escritora en su repetido renacer. Ser, no ser, nacer y morir.

El libro Averno, comienza con el poema Migraciones Nocturnas. Muerto el cuerpo ella preguntará si el alma necesita de los placeres de la belleza de la tierra, de contemplar las oscuras golondrinas, —las que no volverán. En el poema Perséfone la Viajera, utiliza el mito para desvelar sus propios sentimientos maternos. Perséfone fue raptada por Hades; ¿o huyó del cautiverio de su madre? Nuevamente, una mirada a ese mundo mitológico, pero también a su interior, a las intrincadas relaciones de su cama materna, sobre las que ha escrito con anterioridad. Prisma es un ejemplo de ironía, tomemos dos versos: “cuando te enamoras, dijo mi hermana, es como ser impactada por un rayo/…/lo que mirábamos como adultos no eran los efectos del rayo sino de la silla eléctrica” (traducción libre).


La artista nos interpela y a través de sus inquisiciones va rebelando su historia personal, aunque de pronto, ni siquiera ella las conozca en profundidad. Si lees su historia comprenderás mejor sus preguntas, pero como en toda lectura esas preguntas son tus preguntas, las que, sin saberlo, la poetisa escribió para ti, y si no las encuentras hoy, simplemente intenta leerla en otro momento.

Es un encanto leer a esta mujer de lenguaje suave, en apariencia sencillo, escrito en un inglés sumamente entendible. Escuchar sus poemas nos permite adentrarnos en una musicalidad serena. Y la utiliza para desarrollar ideas retrospectivas sobre la vida familiar, profundamente enraizadas con el destino del alma humana y el envejecimiento del cuerpo. Del olvido y del querer tener una voz.

Para nosotros ha llegado el momento de escuchar esa voz.

Poems 1962-2012, Louise Glück, MACMILLAN Farrar, Straus & Giroux 656 pp, kindle edition

 












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