poesía,
intimidad y paralelismos mitológicos
“Mi cuerpo estirándose como una
lágrima a lo largo del papel”
La escritora norteamericana Louise Glück fue galardonada este año con el premio Nobel de Literatura 2020. Una poetisa de 77 años, con una extensa obra en idioma inglés, con pocas obras traducidas al español y muy poco conocidas en nuestro medio.
Los
premios siempre generan controversia, especialmente el Nobel y este no es una
excepción; salvo que en este caso no agitó demasiado la atmósfera de un mundo
aplacado por el virus.
En la conferencia
por internet de la Feria del Libro de Guadalajara, México, sobre la autora, la
escritora Argentina María Negroni, refiriéndose al Nobel dijo: “los premios son
siempre azarosos, arbitrarios, responden a cuestiones que exceden a la
literatura”.
Comprobaremos
con el correr de los próximos años si el premio sueco se está acercando a lo
que Harold Bloom denominó Escuela del Resentimiento. Es necesario dejar en
claro que él se refería al llamado Canon Occidental de literatura.
Porque
a Louise Glück la leemos por el Nobel, pero debemos leerla como si no lo
hubiera ganado, para no forzar siempre enojosas comparaciones.
La
poesía de Glück es una especie de regreso a las formas tradicionales, a las
formas de contemplación y de este modo también representa una ruptura. En la
poesía norteamericana se ubica entre dos propuestas diferentes: por un lado, las
que corresponden a la poesía confesional (poetas rabiosas las llamaría Negroni)
y en el otro extremo a la voz del feminismo declarativo.
En su
libro POEMAS (1962-2012) se agrupan las publicaciones de la nueva Nobel
escritas durante el periodo. Los más conocidos son: El iris salvaje, libro con
el cual ganó el premio Pulitzer de literatura (1993). El regreso de Aquiles
(1985) por el cual recibió nominaciones y el libro Averno (2006).
De
este extenso mundo poético comentaremos brevemente fragmentos de poemas suyos, de
tres libros, que marcan la evolución literaria de la autora.
Del
libro Firstborn (1968) tomamos un fuerte poema de nombre vulgar: El
Huevo. Está dividido en tres niveles como suele ser su estilo. En el primero la
protagonista vive sobre un vehículo y lava alegremente su ropa interior en el
Atlántico. El segundo refiere con fiereza a una visión en directo “Mi cuerpo
estirándose como una lágrima a lo largo del papel”, ve los focos reflejados en
los lentes de quien ejecuta el aborto. En el tercero busca pedazos del bebé en
la basura. Sus sentimientos y sus ideas están por demás explícitas en una
poesía desgarradora y violenta, muy simbólica. Un ser que no pudo ser y que aún
hoy continúa peleando. Léala, si puede hacerlo en su propio idioma mejor. No va
a ser tan difícil como para un muy conocido y antiguo profesor de matemáticas
que estudió alemán antiguo para leer la historia de los nibelungos. Tampoco
crea que comprendo todo, solo busco en el texto mis preguntas y el placer
estético de escuchar sus lecturas.
Con un
estilo literario más reposado, en el libro El Iris Salvaje, desde una
visión subterránea, desde las raíces de las plantas de su jardín, sin poder ver
la luz, se preocupa por su alma muda. En el resto del libro interpelará a un dios
que no tiene todas las respuestas. ¿Cómo? Vislumbrando una puerta, solo vislumbrando.
No hay otro dato. Nuevamente tres niveles, desde el inframundo intenta ver el
cielo a través de la tierra. Puede decirse que si miras el mundo con
detenimiento terminas mirando hacia tu interior. Es lo más lejos que podemos
llegar razonando y ya es bastante. La poesía utiliza con frecuencia esa
disposición verbal de no dirigirse a nadie y en consecuencia a todos y por lo
tanto ser intemporal. Así lo hace la escritora en su repetido renacer. Ser, no
ser, nacer y morir.
El
libro Averno, comienza con el poema Migraciones Nocturnas. Muerto el
cuerpo ella preguntará si el alma necesita de los placeres de la belleza de la
tierra, de contemplar las oscuras golondrinas, —las que no volverán. En el
poema Perséfone la Viajera, utiliza el mito para desvelar sus propios
sentimientos maternos. Perséfone fue raptada por Hades; ¿o huyó del cautiverio
de su madre? Nuevamente, una mirada a ese mundo mitológico, pero también a su
interior, a las intrincadas relaciones de su cama materna, sobre las que ha
escrito con anterioridad. Prisma es un ejemplo de ironía, tomemos dos versos:
“cuando te enamoras, dijo mi hermana, es como ser impactada por un rayo/…/lo
que mirábamos como adultos no eran los efectos del rayo sino de la silla
eléctrica” (traducción libre).
La artista nos interpela y a través de sus inquisiciones va rebelando su historia personal, aunque de pronto, ni siquiera ella las conozca en profundidad. Si lees su historia comprenderás mejor sus preguntas, pero como en toda lectura esas preguntas son tus preguntas, las que, sin saberlo, la poetisa escribió para ti, y si no las encuentras hoy, simplemente intenta leerla en otro momento.
Es un
encanto leer a esta mujer de lenguaje suave, en apariencia sencillo, escrito en
un inglés sumamente entendible. Escuchar sus poemas nos permite adentrarnos en
una musicalidad serena. Y la utiliza para desarrollar ideas retrospectivas
sobre la vida familiar, profundamente enraizadas con el destino del alma humana
y el envejecimiento del cuerpo. Del olvido y del querer tener una voz.
Para nosotros ha llegado el
momento de escuchar esa voz.
Poems
1962-2012, Louise Glück, MACMILLAN Farrar, Straus & Giroux 656 pp, kindle
edition
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