sábado, 25 de julio de 2020

NUEVO PRINCIPIO

El enemigo cayó, los dardos esféricos han muerto. Las cárceles ya no tienen rejas, se han abierto las jaulas. Atrás ha quedado encerrado el espanto, el hastío y el confinamiento.  

 

Cuanta alegría cuando lo supe, la música corre por las calles. Tiremos los tapabocas; fuera el perfume con olor a desinfectante. Besaré a todas las chicas, algunos cachetazos como caricias recibiré. Continuemos sin oficinas, ¡salve el teletrabajo! Adiós a las aulas, ¡no perdamos la teleconferencia!

 Las calles se agitaron, los colores intensos resurgieron, el sol colaboró y las nubes se dejaron llevar por el suave viento. Por un momento los pájaros volvieron a sentirse extraños.

 Ensimismado bailaba cuando el móvil anunció un mensaje…    

¡Vaya suerte! Usted ha obtenido el premio mayor; chicas y chicos me rodearon. Leí en voz muy alta: ¡usted ha ganado un crucero por el Caribe!                  

 Inmensamente solo, desde la vereda mirando el mar agitado vislumbré un crucero del pasado, con su pesada carga de cuarentena. Un barco entre la niebla al que en ningún puerto recibían. Un navío fantasma habitado por angustiadas almas sin tiempo.

 El temor futuro, donde todo se transformara en círculos de alegría y miedo hizo que valorara mejor el festejo. Midiendo en mí conciencia que no puedo vivir sin consecuencias.


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